31 diciembre, 2017

Proyecto 2018





Soy una titiritera que intenta llevar información útil y divertida a niños y niñas de Caracas.
Mis principios son inteligencia, juego, respeto, reflexión, diversión y mucho amor.
He llevado mi compañía a más de 100 mil niños en diez años de agrupación.
Cada una de nuestras obras reúne artistas de distintas disciplinas para garantizar un resumen de mucha calidad.
Mi meta 2018 es llegar a 30 mil niños de zonas excluidas por la dinámica social de la gran ciudad (donde generalmente el teatro no itinerante no llega).
En 2018 cumplo 23 años de titiritera y 10 de directora.

Invito a los estudiantes del teatro de títeres y al público en general a participar de esta nueva creación, que nos ocupará enero, febrero y marzo antes de iniciar las funciones en escuelas.


Nuestro proyecto "Marcelina, la gallina" es una obra sobre la libertad, la paz, la tolerancia y la capacidad de cambio del agente de la violencia. Una obra para sembrar en el corazón infantil una esperanza y optimismo: ganas de vivir y de compartir acciones buenas por el prójimo. Interés en reducir depredadores con inteligencia e incorporarlos al espíritu solidario que debe reinar en nuestros corazones.

Se aceptan colaboradores, "mecenas", aportes solidarios a este proyecto. Anótense o ayuden a difundir. Gracias por colaborar



https://www.youtube.com/watch?v=JPAerk_rFMo

28 diciembre, 2017

De venta marionetas de "La bicicleta", agrupación Los Alkilados

Saludos, lector: Con el fin de desarrollar nuestra próxima obra de teatro de títeres: "Marcelina, la gallina" presentamos un pdf con nuestro proyecto 2018: "Con Marcelina, la gallina vamos al barrio". Allí colocamos los fines de nuestra agrupación y ponemos a la venta marionetas de colección utilizadas por la agrupación Los alkilados para su videoclips "La bicicleta". También ofrecemos otros títeres de menor costo. Esta propuesta implica un esfuerzo por garantizar la realización de nuestras obras y el sostenimiento de nuestra compañía, la más conocida de Venezuela, logro de diez años de trayectoria en los mejores espacios escénicos del país. Si te es posible participar como "mecenas" mucho te agradeceré comunicarte señalar el títere de tu interés, en cuyo caso envianos tu dirección postal. Los dos guiñoles y las marionetas son piezas únicas, por favor, avisar puesto que pudiese coincidir con el compromiso de otra persona a quien también estamos dirigiendo este correo. Gracias.








21 octubre, 2017

La Navidad en teatro de títeres


En esta historia de títeres se juntan unos juguetes que nadie pide en las cartas al niño Jesús;

un duende, caído del Trineo de San Nicolás;

un mercader llamado Abel Moll; el cocinero Chucho, famoso hacedor de platos tradicionales; unos parranderos y la viejita Doñana, una abuela que guarda las tradiciones navideñas venezolanas, quien ayudará a resolver la cosa más sencilla: entender que no es importante el regalo sino el amor con el que se da y la ilusión con que se recibe.















18 octubre, 2017

LOS TÍTERES DE GARCÍA LORCA EN EL TEATRO AVENIDA DE BUENOS AIRES. 1934. POR PABLO L. MEDINA

La presencia de Federico García Lorca en Buenos Aires entre el 13 de octubre 1933 y 26 de marzo de 1934 fue un acontecimiento inigualable en el ámbito de la cultura argentina. Invitado de manera especial por Amigos del Arte que dirigía Elena Sansinena para dar cuatro conferencias en el salón Van Riel y por la compañía de la actriz Lola Membrives para las cien representaciones de Bodas de Sangre, de su autoría y el reestreno de ésta en el célebre Teatro Avenida. Por ese entonces uno de los más importantes teatros de Buenos Aires dedicado al arte español de la zarzuela. Aquí mismo la compañía de la actriz argentina Lola Membrives estrenó La Zapatera prodigiosa y Mariana Pineda.




El éxito de Lorca por su obra en cuanto a originalidad y recepción del público en todos estos puestas teatrales, fue difundido por la prensa especializada en el arte del teatro de manera precisa y elogiosa. El testimonio del propio Federico en una carta enviada a su familia en los últimos días de octubre de 1933 es testimonial y elocuente.
Queridos Padres y hermanos, ya se celebró el estreno de Bodas que constituyó por la prensa que os mando por barco, un verdadero escandalazo. Yo no he visto en mi vida una cosa igual de entusiasmo y cariño. El Gran Teatro Avenida es como diez veces el Teatro Español de Madrid, uno de esos inmensos teatros de América, y estaba totalmente ocupado por una muchedumbre que estaba de pie en los pasillos y colgada del techo. El teatro tiene cien palcos que ocupaba lo mejor de la sociedad de aquí y el resto, abarrotado.
Todo estaba ahí, en la Avenida de Mayo, apodada desde poco tiempo de su inauguración en el año 1894, en la Avenida de los españoles. Lorca se encontró con una calle hecha para él. Los cafés: el Berna, los 36 Billares, el Hotel Castelar y su confitería, donde además funcionó Radio Stentor y la Peña Signo, lugares donde fue habitué Federico. Pasando la Avenida 9 de Julio, el famoso café Tortoni, donde se conserva la mesa que ocupaba para tomar café y reunirse con sus amigos. Finalmente, la Plaza de Mayo de las palomas, donde jugaba y corría alborotando a las mismas. Ricardo Llanes, el historiador de la Avenida de Mayo y de las Plazas de Buenos Aires recuerda así aquellos tiempos de esta arteria luminosa y activa de los años treinta:
La Avenida de Mayo, insinuación y presencia de lo andaluz y madrileño, castañuelas y sabor de jerez puro, el calañes, el peinetón y la mantilla. Todo eso, con el vocabulario sonoro de cordialísima franqueza se desparramó por sus veredas repletas de mesas familiares y rebosó en sus copas florecidas de invitaciones. Si sus aceras siempre se extendieron a lo ancho, con espíritu de comunidad simpática y acogedora. Costumbre pública de lo madrileño que da sabor al café de la tarde y mayor gusto al aperitivo de la noche, y que nunca fue posible en Corrientes, la internacional, ni en Callao, la residencial y aristocrática[3].

En el final de su estadía, poco antes de su partida a España en marzo de 1934, Federico García Lorca decidió ofrecer un homenaje especial a sus amigos periodistas, artistas, poetas, y a su público de Buenos Aires, el cual consistió en un espectáculo de títeres.

Federico, conocedor y gran amante de este arte, pidió la colaboración del conocido pintor Ernesto Arancibia y el escenógrafo y acuarelista Jorge Larco, quienes se sumaron de inmediato al proyecto. De acuerdo a las sugerencias de Federico García Lorca, se modelaron los títeres y los decorados para las tres representaciones que fueron seleccionadas. Los Dos habladores de Cervantes, las Euménides de Esquilo, y el Retablillo de Don Cristóbal y Doña Rosita, escrita expresamente por García Lorca para esta función, como aparece en el programa original. Además contó con la realización de los trajes y decorados de Manuel Fontanals que también pintó la portada del retablo. Manipularon los títeres, actores de la compañía de Lola Membrives. El entusiasmo y la curiosidad que despertó este plan urdido por la genialidad creativa de Federico, se anticipó en la prensa local con mucha repercusión. Los presentes de esa noche del domingo 25 de marzo en el Avenida, gozaron, rieron y aplaudieron reiteradamente las ocurrencias de los muñecos. Entre otras personalidades invitadas, estuvieron, Oliverio Girondo, Norah Lange, Pablo Rojas Paz, Pablo Neruda, José González Carvhalo, César Tiempo, Amado Villar, Javier Villafañe, Pablo Suero, Edmundo Guibourg, María Rosa Oliver, la Rubia Rojas Paz, González Tuñón, Enrique Amorín y la lista sigue.




TOMADO DE

http://www.titeresante.es/2017/05/los-titeres-de-federico-garcia-lorca-en-el-teatro-avenida-de-buenos-aires-25-de-marzo-de-1934-por-pablo-l-medina/

12 octubre, 2017

El maestro ruso del teatro de títeres

¿Qué es lo esencial en el arte? Lo más importante es ver.
Ver la vida en todas sus manifestaciones alrededor de sí misma:
discernir no solo lo importante, también lo que puede 
parecer secundario y fortuito. Debemos saber cómo registrar 
todo lo que vemos para comprender su significado 
y la relación entre lo grande y lo pequeño, para saber 
cómo extraer lo grande que a veces encontramos en lo pequeño 
y, a la inversa, lo pequeño en lo grande. 
Obraztsov



Hubo en la historia del teatro de títeres un moscovita monumental, Serguei Obraztsov. Nació en 1901. Su juventud lo puso en el teatro y militó en aquella corriente en que se buscaba la ruptura; como todo, el arte de la postguerra, algo dramático daría nacimiento a obras felices. En el teatro se debatían nuevas cosas a la vista de un espectador en formación. Justamente cuando el mundo eclosionaba y todo se enfrentaba a una crisis de sentido, a veces futurista, surreal, física, violenta; otras veces muy racional o formalista.
   Quería ser pintor; se deleitaba mirando la naturaleza y la gente. Su madre era maestra de lengua rusa, su padre, ingeniero de transporte. No se cansaba de jugar; y allí probablemente encontró el secreto de ser feliz haciendo feliz a la gente.
   Las artes lo atraían, aunque su familia no estaba cerca del fenómeno teatral. Porque buscaba mucho, encontraba, la ópera y la actuación lo encontraron a él y lo pusieron en el camino.
    Pudo haberse quedado en el mundo actoral, ese ambiente donde el ego vestía de personaje. Pero estaba hecho para la humildad. Consciente de la diferencia de que un actor usara su cuerpo como representante frente a que el personaje representara al actor: una batalla clave desvanecía la vanidad.
   Su escuela había sido Stanislavski. Su inquietud se ubicó en la diversidad de interpretaciones que suscitaba el maestro de la actuación, y cómo nunca pudo conocer a plenitud su pensamiento teórico, seguía buscando. Así apareció como uno de los hombre de negro en El pájaro azul de Maeterlink:

«Mi obligación técnica consistía en agitar un palo negro para que ondeara en el aire un largo trozo de tul. Pero esta obligación técnica, esta tarea mecánica, se transformaba en la práctica en una misión escénica, ya que con ese trozo de tul debía representar el vuelo de un fantasma. Por tanto, no se trataba simplemente de agitar el el palo de un lado para otro, sino de seguir el vuelo del trozo de tul para sentir la impetuosidad o suavidad de ese vuelo, de su carácter espantoso, es decir, crear la imagen de un fantasma... se trataba ya de la actuación escénica, pues el espectador veía al fantasma creado por mí, y yo lo sabía, lo percibía». (Obraztsov, Mi profesión: 1950)

     Lo cierto es que un día viró casi completamente, se salió del Método, y se entregó al teatro de muñecos. Un arte complejo, casi siempre subestimado. Comenzó fracasando. Su ánimo hacedor hizo enfrentarse a la creación de sus primeros títeres. Ensayo y error: darle vida a lo inanimado. Un día el mismísimo Stanislavski fue su espectador. El maestro temblaba, dudaba acerca de ser él mismo el titiritero; de someterse a semejante prueba. Los aplausos estuvieron de su lado, fruto de su ingenio y de esfuerzo obsesivo. Precisamente en ese evento su carrera de actor bajaba el telón; y el teatro de títeres más importante de la historia abría la escena. Tenía 30 años cuando fundó en 1931 el Teatro Estatal de Títeres Central de Moscú, tenía por delante los sesenta años de labor que lo llevarían a una muerte llena de honores para la cultura.
   Su teatro se convirtió en una poderosa institución cultural de la Unión Soviética. Una embajada que recorríría el mundo entero como símbolo de amistad entre los pueblos. En Teherán, en 1943, se presentó como un regalo singular para espectadores históricos en la historia de la paz mundial: Churchill, Stalin y Roosevelt estaban allí, disfrutando de un teatro singular: los muñecos de caña de Java, que serían un emblema de Obraztsov, por la gracia, lo singular, la novedad, el acierto. Hasta seis titiriteros manipulando un solo títere.
    Serguei Obraztsov exploró casi todas las posibilidades de un teatro de muñecos para todo público.       Pasó del argumento perfecto al discurso donde el objeto es parte activa de la construcción del guión; es decir, donde la historia se construye también a partir de las cualidades del muñeco. La  calidad de sus interpretaciones hicieron lucir con una gran singularidad historias como la de Aladino y Don Juan.
     Carmen Luz Maturana, en una nota publicada en La Hoja del Titiritero, n.º 11, advierte su negativa a  convencer mediante razonamientos o argumentaciones: «sólo el espectáculo debía convencer al espectador». Y añade: «Analizaba los por qué de sus logros o incapacidades escénicas. Frente al rechazo a alguno de sus espectáculos trataba de entender la causa. En esa búsqueda lograba teorizar y entender su arte. Desde su perspectiva de trabajo, discurría sobre el tema, el argumento, la expresión. Esa autocrítica era la posibilidad de superarse a sí mismo en su profesión».

    Lo desvelaba alcanzar la satisfacción del público. Parte de su aprendizaje quedó en su libro Mi profesión, escrito en 1950:

      «El muñeco ha sido creado precisamente para moverse. Sólo el movimiento le da vida y sólo en el carácter de su movimiento surge lo que denominamos conducta. Y en la conducta física del muñeco nace su imagen. Naturalmente el texto (si lo hay) tiene enorme importancia, pero cuando las palabras que pronuncia el muñeco no se materializan en sus ademanes, se apartan de él y penden del aire. El ademán y el movimiento pueden existir sin la palabra, pero la palabra sin el además es imposible, como regla general, en todo papel y más aún en un papel interpretado por un muñeco». 

    Para obtener esa conciencia del movimiento como la clave del discurso de un muñeco, de la «conducta», del «ademán» y la cualidad del texto para el teatro de muñecos, estudió como nadie:
    «Estudié anatomía y entendí el mecanismo y el material para el cuerpo humano. Modelé la arcilla y aprendí a representar el movimiento de los volúmenes en el espacio. En la Facultad de Grabado y Dibujo estudié grabado sobre madera y sobre linóleo, litografía. Amé el olor a colores, madera, pega. Amé el mundo de las cosas. Un director de teatro de títeres, donde la imagen se materializa al máximo (condensada, simbolizada) necesita para pensar conocer materiales, manufactura, volumen, medidas, herramientas».
   Alcanzó 91 años, admirado y querido en todo el mundo. Había representado 60 obras de muñecos cuando se durmió. Dejó esta frase entre las estrellas: «Si mis sueños pudieran ser reales».

Elaine Méndez y Gabriel González

https://www.youtube.com/watch?v=uvswPD3vrwk.


31 enero, 2017

Mágico teatro para la edad preescolar


Mágico teatro es una pieza que reúne las rondas infantiles más conocidas en las guarderías venezolanas con imágenes y sonidos del cancionero venezolano infantil. Los títeres son de guantes y el teatrino miniatura está especialmente organizado para atrapar la atención de los espectadores más exigentes, los bebés y los niños y niñas desde seis meses hasta seis años, aunque nuestra experiencia es que a todo el mundo gusta.




Dirección: Sonia González
Intérprete creadora: Elaine Méndez
Música: Jackie Schreiberg
Esculturas, moldes y realización: Elisa Hevia
Teatrino: Sonia González



La niñita de al lado

Sinopsis: A una de las casas de dos viejecillas vecinas se muda una pareja de zancudos que pondrá en jaque la vida de toda la comunidad. Dos niños del escolar protagonizan esta historia donde el aseo y la información, reunidas en la palabra “Prevención” son las claves para erradicar el peligro con ayuda de los vecinos, y por la doctora Perorata. Así, la felicidad embargará nuevamente los corazones de los niños y niñas.
Valentina y Teo han hecho un pedacito de historia en el teatro de títeres venezolano.
El hippie Flórens y la vampiresca Vampisol.

La gente participa en la eliminación de los criaderos de zancudos.

Dirección: Elaine Méndez
Intérpretes: Élaine Méndez y Érika Gutiérrez
Guión: Gabriel González y EM
Relización: Elaine Méndez, Noelia Rojas, Flor Ledos, Érika Gutiérrez, José Quevedo
Esculturas y moldes: David Morales
Vestuarios: Flor Ledos y N. Rojas
Pinturas y maquillajes: Edgar Guerrero y N. Rojas

Teatrino: Gabriel González