18 octubre, 2017

LOS TÍTERES DE GARCÍA LORCA EN EL TEATRO AVENIDA DE BUENOS AIRES. 1934. POR PABLO L. MEDINA

La presencia de Federico García Lorca en Buenos Aires entre el 13 de octubre 1933 y 26 de marzo de 1934 fue un acontecimiento inigualable en el ámbito de la cultura argentina. Invitado de manera especial por Amigos del Arte que dirigía Elena Sansinena para dar cuatro conferencias en el salón Van Riel y por la compañía de la actriz Lola Membrives para las cien representaciones de Bodas de Sangre, de su autoría y el reestreno de ésta en el célebre Teatro Avenida. Por ese entonces uno de los más importantes teatros de Buenos Aires dedicado al arte español de la zarzuela. Aquí mismo la compañía de la actriz argentina Lola Membrives estrenó La Zapatera prodigiosa y Mariana Pineda.




El éxito de Lorca por su obra en cuanto a originalidad y recepción del público en todos estos puestas teatrales, fue difundido por la prensa especializada en el arte del teatro de manera precisa y elogiosa. El testimonio del propio Federico en una carta enviada a su familia en los últimos días de octubre de 1933 es testimonial y elocuente.
Queridos Padres y hermanos, ya se celebró el estreno de Bodas que constituyó por la prensa que os mando por barco, un verdadero escandalazo. Yo no he visto en mi vida una cosa igual de entusiasmo y cariño. El Gran Teatro Avenida es como diez veces el Teatro Español de Madrid, uno de esos inmensos teatros de América, y estaba totalmente ocupado por una muchedumbre que estaba de pie en los pasillos y colgada del techo. El teatro tiene cien palcos que ocupaba lo mejor de la sociedad de aquí y el resto, abarrotado.
Todo estaba ahí, en la Avenida de Mayo, apodada desde poco tiempo de su inauguración en el año 1894, en la Avenida de los españoles. Lorca se encontró con una calle hecha para él. Los cafés: el Berna, los 36 Billares, el Hotel Castelar y su confitería, donde además funcionó Radio Stentor y la Peña Signo, lugares donde fue habitué Federico. Pasando la Avenida 9 de Julio, el famoso café Tortoni, donde se conserva la mesa que ocupaba para tomar café y reunirse con sus amigos. Finalmente, la Plaza de Mayo de las palomas, donde jugaba y corría alborotando a las mismas. Ricardo Llanes, el historiador de la Avenida de Mayo y de las Plazas de Buenos Aires recuerda así aquellos tiempos de esta arteria luminosa y activa de los años treinta:
La Avenida de Mayo, insinuación y presencia de lo andaluz y madrileño, castañuelas y sabor de jerez puro, el calañes, el peinetón y la mantilla. Todo eso, con el vocabulario sonoro de cordialísima franqueza se desparramó por sus veredas repletas de mesas familiares y rebosó en sus copas florecidas de invitaciones. Si sus aceras siempre se extendieron a lo ancho, con espíritu de comunidad simpática y acogedora. Costumbre pública de lo madrileño que da sabor al café de la tarde y mayor gusto al aperitivo de la noche, y que nunca fue posible en Corrientes, la internacional, ni en Callao, la residencial y aristocrática[3].

En el final de su estadía, poco antes de su partida a España en marzo de 1934, Federico García Lorca decidió ofrecer un homenaje especial a sus amigos periodistas, artistas, poetas, y a su público de Buenos Aires, el cual consistió en un espectáculo de títeres.

Federico, conocedor y gran amante de este arte, pidió la colaboración del conocido pintor Ernesto Arancibia y el escenógrafo y acuarelista Jorge Larco, quienes se sumaron de inmediato al proyecto. De acuerdo a las sugerencias de Federico García Lorca, se modelaron los títeres y los decorados para las tres representaciones que fueron seleccionadas. Los Dos habladores de Cervantes, las Euménides de Esquilo, y el Retablillo de Don Cristóbal y Doña Rosita, escrita expresamente por García Lorca para esta función, como aparece en el programa original. Además contó con la realización de los trajes y decorados de Manuel Fontanals que también pintó la portada del retablo. Manipularon los títeres, actores de la compañía de Lola Membrives. El entusiasmo y la curiosidad que despertó este plan urdido por la genialidad creativa de Federico, se anticipó en la prensa local con mucha repercusión. Los presentes de esa noche del domingo 25 de marzo en el Avenida, gozaron, rieron y aplaudieron reiteradamente las ocurrencias de los muñecos. Entre otras personalidades invitadas, estuvieron, Oliverio Girondo, Norah Lange, Pablo Rojas Paz, Pablo Neruda, José González Carvhalo, César Tiempo, Amado Villar, Javier Villafañe, Pablo Suero, Edmundo Guibourg, María Rosa Oliver, la Rubia Rojas Paz, González Tuñón, Enrique Amorín y la lista sigue.




TOMADO DE

http://www.titeresante.es/2017/05/los-titeres-de-federico-garcia-lorca-en-el-teatro-avenida-de-buenos-aires-25-de-marzo-de-1934-por-pablo-l-medina/

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